Cinco “buenos” propósitos para el próximo año

Mari, ahora que estamos en ese último mes del año y que nos invade la nostalgia, que nos encontramos en plena cuenta atrás, que ya hemos puesto el árbol de Navidad, que en nuestra casa se ha montado el Belén, que en nuestro cerebro no para de sonar el “Last Christmas” de Wham! y que como diría Mecano hacemos el balance de lo bueno y malo… Es el momento perfecto para marcarse los propósitos del año que estamos a punto de estrenar, así que, sin más dilación, vamos allá:

1. ¿Fast food? Sí, gracias. En el 2015 voy a atiborrarme de comida basura, grasienta e hipercalórica. ¿Por qué? Pues porque eso de comer sano se nos ha ido de las manos. Alimentarse a base de apio y batidos verdes es triste no, lo siguiente. Y porque el chocolate, además de ser un antidepresivo, dicen que también es uno de los mejores sustitutivos, perfecto para esas épocas de sequía (que no es que yo las tenga, que me lo ha contado una amiga). Precocinados y cadenas de comida rápida, ya podéis ir guardando en vuestra pared un hueco para colgar mi foto como la mejor clienta de la semana, del mes, del año, EVER.

2. Holgazanear. Mari, ¡que le den al ejercicio y a eso de ponerse en forma! Si además el WhatsApp ya me dice que estoy en línea (vale, merezco una muerte lenta y dolorosa por ese chiste tan malo). A partir de ahora el sofá va a ser mi best friend. ¿Puede haber mejor plan para el fin de semana que pasarlo tirada como una lagartija al sol? Sí, hacerlo mientras veo pelis y engullo palomitas.

3. Derrochar. Comprar como si no hubiera mañana y fundir la VISA antes del día 5, sin sentirme culpable por encargar unos Louboutin al mes… Y no es que yo sea una adicta a ir de shopping, yo sólo compro porque soy muy solidaria, porque hay que hacer que fluya y circule el cash para reactivar la economía, lo he leído en Internet en algún sitio, ahora mismo no me acuerdo dónde. Si esta sociedad de consumo en la que vivimos me anima a gastar, gastar y gastar… ¿Quién soy yo para llevarle la contraria?

4. Volver a fumar. Sí, querida, lo sé, llevo 6 años sin fumar (es el único de los propósitos que en su día cumplí), así que tengo que recuperar todo ese tiempo perdido. Creo que empezaré con un par de paquetes al día, porque mis pulmones deben de tener ahora mismo un colorcito rosado de un aspecto tan sano que seguramente dé mucha grima.

5. Beber como un cosaco, o como dicen los guiris like a fish (lo que me hace pensar que Massiel es la autora de la letra de un conocido villancico). A partir de ahora voy a tomarme una botellita diaria de Jägermeister (dos si es fiesta de guardar). Lo cierto es que yo sólo soy una bebedora social, pero este año subiré de categoría. Por mucho que me cueste, pasaré de ocasional a empedernida.

Llegado este punto supongo que ya te habrás dado cuenta de que para el 2015 he decidido jugar a la psicología inversa conmigo misma, aunque sin duda cumpliré todos y cada uno de esos propósitos el 1 de enero. Lo que no sé es si, sabiéndolo de antemano, funcionará eso de intentar auto-engañarme. Pero bueno Mari, si no lo consigo, al menos no me sentiré mal el próximo mes de diciembre tras comprobar que no he cumplido ninguno de mis objetivos.

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