Adiós al biberón

Mia nunca ha sido una niña dependiente de nada en concreto. No necesitó el chupete para calmarse, ni nada especial para dormir. Muchas personas nos decían ¡Qué pena, con lo que calma un chupete! Bueno, más le calma su madre, un abrazo, o prestarle atención, simplemente. ¡Y eso que nos hemos ahorrado!
Así que hasta ahora creíamos que iba todo sobre ruedas.

 

Pero, va a cumplir 17 meses y… ¡Aún bebe leche en biberón! He leído que la edad perfecta para empezar a pasar al vaso es al año, pero la verdad es que se nos pasó a nosotros…
Y es una pena, porque Mia lleva aprendiendo a comer sola desde los 6 meses, que ya se sentaba en la trona con trozos de alimentos y jugaba a tirar tres para comer medio.. (Menos mal que ha ido perfeccionando la técnica). Pues bien, el tema del bibi, se nos ha pasado… Supongo que por la comodidad, por la rapidez con la que se lo toma, porque puede ir bebiéndolo en el coche de camino a la guarde.. El caso es que aún no se lo hemos sustituido por el vaso.
No es bueno el uso prolongado de biberones por tema de caries y malformaciones en la boca. Al final no deja de ser como una especie de chupete, así que había que pensar de qué manera quitárselo. También el usar el biberón influye en la cantidad de comida que ingiere. Beber leche en un biberón es más fácil y beben más cantidad, por lo que luego comen menos de lo que sea. Al beber en vaso, normalmente la cantidad de leche que toman es menor, y por lo tanto, tienen más apetito para tomar otro tipo de alimentos, que es lo que nos interesa realmente.

 

Mamá, que se cree muy lista, pasó la leche a un vaso de los que Mia usa para agua. ¡ERROR! Cuando se lo llevaba a la boca lo que esperaba era agua y… ¿a quién no le ha pasado que vas a echar trago a una copa de vino pensando que es agua y te llevas un disgusto poniendo cara de arrgghh?… ¡pues igual! Por supuesto, el vaso de leche pa´mi!
Lo hemos intentado de todas las maneras: unas veces con leche fría, otras caliente, con un poco de cacao (0% azúcares añadidos) y otras con cereales… y ha preferido no tomar leche a beber del vaso.
Pensé que ya no habría nada que hacer. Me la imaginé en la Universidad, sus compis tomando café y ella enganchada al biberón… ¡Tranquila Myrian! Que nada es para siempre y todo tiene solución.
Así que consulté al oráculo Google y encontré algunos consejos o trucos que quizá funcionen.
Lo primero que no hay que hacer, y este es de mi cosecha por la experiencia vivida, es dar la leche sea en un vaso que identifiquen con el agua… Mejor un vaso nuevo, o con una forma diferente y que siempre sea utilizado para la leche. Así no habrá posibilidad de engaño. Y también creo que le haces un favor al no volverle loco…

 

Por otro lado leí que si sigue pidiendo el bibi, se lo des pero lleno de agua, por ejemplo. El juego al revés… si al beber del biberón, no le sabe a leche, ya no lo querrá.
Y en el vaso, la leche… Esto funciona parece que funciona.
Lo hemos intentado algún fin de semana y de momento nada, no quiere leche en vaso. Como durante el mes de junio aún estaba yendo a la guarde, pensamos empezar a poner en práctica esta técnica a partir de las vacaciones. No queríamos que fuera a la guarde sin desayunar, y si se queda en casa, puede comer otras cosas. Así que ya os contaré el resultado del proceso después del verano…
Aunque la verdad, la entiendo, un buen vino no sabe igual en una copa que en un vaso de cartón. Supongo que con el biberón pasa lo mismo pero a escala baby..
 
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