Amor en tiempos de Tinder

Hoy vengo a contarte el principio de una historia donde habrá de todo: risas, lágrimas, anécdotas divertidas, tardes en el sofá comiendo helado directamente del bote, noches surrealistas, amaneceres inesperados, atardeceres mágicos, noches de desenfreno y mañanas de ibuprofeno. 

Esta historia comenzó unas horas antes de pasar mi vigesimocuarto San Valentín soltera, cuando, en un ataque de vete a saber qué, decidí hacer un estudio de mercado del mundo moderno también conocido como “Crush and The City”. El Crush por lo de tener un flechazo con alguien, y el The City porque todas hemos sido alguna vez la protagonista de nuestro propio Sexo en Nueva York. 

Lo que concierne al mundo del amor está muy mal, o quizás la que está fatal soy yo, pero como nada parecía funcionar pues me hallaba de tal guisa: mirando una pantalla, en pijama y comiendo palomitas. Modo femme fatal on. 

Puestos a hacer este estudio decidí hacerlo bien, y en vez de volver a descargarme Tinder por enésima vez me decanté por hacer un all in: Tinder, adoptauntio, happn, y bumble. A Tinder le tenía cogido el truco, pero las otras tres no las controlaba (en su momento, que la paciencia es la madre de la ciencia). Y así, damas y caballeros, es como comenzó mi historia: 

Paso 1: descarga de apps, fotos y descripciones. Me hago el mismo perfil en todas las apps, unas fotos en la playa (que todos somos más atractivos con un poco de color) y donde se me ve bien favorecida, y una descripción así muy de loca que es lo que soy yo, y a mucha honra. 

Debería describirme un poco antes: siendo sincera no me considero ninguna top model de ninguna pasarela, pero me quiero mucho y la gente piensa que soy graciosa (yo eso aún lo dudo bastante). Tengo 25 años, estoy muy contenta con mi metro sesenta y dos, tengo unos kilos de más según los cánones de belleza establecidos en el Siglo XXI, soy rubia con el pelo corto y tengo los ojos azules. Eso sí, sonrío mucho, porque una vez, cuando tenía unos 15 años, leí “¡Sonríe! Nunca sabes quién se va a enamorar de tu sonrisa” y como me acababan de quitar los brackets a mí esa frase se me quedó grabada. 

Mi descripción en el perfil: Todo un caos mental. Cuento historias y también las retrato. Me dice más una sonrisa que todo el diccionario. Un conjunto de contradicciones constantes, con amor y pasión por las pequeñas cosas. Me gusta la gente un poco rara y un poco loca. Sin prejuicios, la mente es mejor tenerla abierta. Y mucho, mucho más… ¿Algo interesante que contar? PD: Si llegas a leer algo que te resulte familiar, cualquier parecido con la realidad es pura casualidad. 

Llega el momento de investigar el mercado. 

TINDER:

Esta app es fácil e intuitiva, y creo que todos la hemos usado alguna vez o hemos visto cómo funciona. Corazón si te gusta, cruz si no; match y se abre un chat. 

Aquí hay de todo: están los que ponen una descripción que parece la Biblia, otros que ponen su altura, los idiomas que hablan, lo que quieren encontrar en la app… Yo soy de las que se fija en el físico, pero se decide por la descripción. Eso sí, si el chico en cuestión es un maromazo habrá corazón aunque no haya descripción (que una tampoco es de piedra, oiga). 

Como en las otras, Tinder te permite conectar tu Instagram para que la gente pueda ver más fotos, seguirte y esas cosas que se llevan hoy en día. Yo prefiero no conectar mi cuenta personal porque luego muchos me escriben por privado diciendo que me han visto en Tinder y hombre, gracia lo que se dice gracia no me hace. Así que he conectado otra cuenta donde publico textos míos, de tal manera que si de verdad es un chico que lee (más allá de ver sólo las fotos) pues lo mismo le damos oportunidad, que lo mismo no, yo no soy adivina. 

Adopta Un Tío (AUT):

Te dejan hacer un formulario bastante completo sobre cómo eres tú y qué buscas en tu hombre ideal. Aquí las mujeres tenemos la sartén por el mango y colocamos a los tíos que nos gustan en una “cesta”, y ellos pueden mandarte “hechizos” para que les hagas caso. ¡Está graciosa la cosa! 

Para el “anuncio” de qué busco en un tío pongo lo siguiente: “Mi hombre ideal no existe, básicamente porque no está definido. Me dejo sorprender y que rompas los moldes de mi mente. Si tienes un físico increíble pero no eres capaz de pronunciar más de dos frases seguidas, mal empezamos: lo que más me gusta es una conversación interesante. No busco a alguien igual que yo, sino a una persona que me enseñe a descubrir cosas nuevas. Aunque no es políticamente correcto, las primeras impresiones sí cuentan (y no hablo de las puramente físicas). 

Me gustan los chicos atrevidos, cariñosos y con sentido del humor. Con las cosas claras, que luchen por lo que quieren, decididos y fuertes. Que se dejen amar. Que sean sinceros, aunque la verdad duela. Amantes de la naturaleza a la par que de los domingos de sofá y película. De esos que no odian los silencios.  Sorpréndeme.

BUMBLE:

El formato me parece muy mono, es como si crearas tu colmena de abejas. Y aquí también tenemos la iniciativa las mujeres: si hacemos bzzz con un chico (lo que viene siendo un match en Tinder) tenemos un máximo de 24 horas para iniciar conversación. Funciona muy parecido a Tinder desplazando a la izquierda o derecha según te guste o no el chico en cuestión. Además, cuando haces bzzz te dan ideas de frases para abrir conversación ¡y me han parecido muy divertidas!

HAPPN:

Esta app funciona para descubrir gente con la que te has cruzado. Me da un poco de mal rollo eso de que la gente sepa por donde me muevo y no me acaba de convencer, pero todo sea hecho en nombre de la ciencia. Esta app tiene una cosa divertida y es que te propone juegos en los que tienes que adivinar quién te ha dado like entre cuatro perfiles. Es gracioso, por lo menos entretiene. 

Ahora, hechos todos los perfiles y tras haber cotilleado un poco por las diferentes apps, vamos a ir viendo la fauna que hay en cada una. Algo que siempre me ha gustado de Madrid es su variedad de especímenes: hay gente pá tó, como se dice en mi tierra.  

Siempre tuya, 

Tinderella.

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