Cómo sobrevivir al entretiempo

(Spoiler: aún no guardes la manta zamorana)

Qué bonita la primavera, ¡eh Mari! Con su clima cálido (cálido tras hallar la media entre el frío
polar ártico que hace cuando sales de casa por las mañanas y el calor achicharrante del mediodía)
y sus parques y jardines en floración (con sus gramíneas y sus arizónicas provocando que los
laboratorios que producen antihistamínicos hagan su agosto a costa de las alergias ajenas) …
Y es que no hay nada como que salga el sol dos días seguidos para que una se venga arriba, lleve
los abrigos a la tintorería para despedirse de ellos como Dios manda hasta el año que viene e
incluso se plantee que ya va sobrando esa manta zamorana que cubre la cama. Hasta estás
meditando seriamente darle puerta al chulazo con el que llevas quedando un par de meses porque
la idea de un compañero estable de lecho en verano no es que te dé pereza, es que te da calor, a ti
que hasta las sábanas te molestan. Y justo tras haberte hecho un peeling corporal con el objetivo
de preparar tu piel para el estío, porque amenazaba buen tiempo, se queda en eso, en una
amenaza. Si hasta tu local favorito ya había estrenado su nueva carta de cócteles, pero con esta
ausencia de calor sofocante al atardecer… ¿A quién le apetece un mojito de pomelo? Por no hablar
de todos esos vestidos blancos que te lanzaste a comprar online cual yonki desesperada por su
chute de prendas-para-lucir-moreno el día que volvió el aire acondicionado a la oficina porque
salieron 2 rayitos de sol de nada.
Que sí Mari, que incluso tu abuela dice eso de “hasta el 40 de mayo no te quites el sayo”. Pero
chica, yo no sé si esto es cosa del refranero popular o del cambio climático, pero estarás de
acuerdo conmigo en que como broma ya ha sido suficiente. Porque con este tiempo uno se vuelve
loco, que lo mismo te cruzas a alguien sin medias, en shorts y sandalias que te tropiezas con otro
que lleva abrigo, guantes, bufanda y gorro de lana.
Yo confío en que a esto del entretiempo le queden un par de telediarios, más que nada porque
sólo veo 3 escenarios posibles que eviten la extinción de la península debido a estos cambios
bruscos de temperaturas:
-Instalarte durante un tiempo en la Europa más septentrional, así cuando regreses a España vivirás
en un perpetuo verano mientras el termómetro supere los 5 grados centígrados. ¿Cuándo has visto
tú en Mallorca a un alemán con un jersey? Nunca, ¿verdad? A ver, que lo mismo Alemania no
motiva mucho, pero si hablamos de Suecia y sus chulazos nórdicos, igual podríamos soportar pasar
allí una temporada.
-Hacerte con un bolso sin fondo como el de Mary Poppins, donde lo mismo llevas unas katiuskas,
que un abanico, un paraguas, una pamela, esa rebequita por la que siempre preguntan las madres,
unos calcetines de lana que ya quisiese para sí Pedro, el amigo de Heidi, o un gorro de aviador. Eso
sí, si vas a cargar con este bolso al hombro ya puedes ir concertando cita un par de veces por
semana con tu fisioterapeuta.
-Mantener el termostato a 19º y no salir de tu casa ni para bajar al perro, si tu mascota quiere
darse un paseo ya sabe dónde está la correa y la puerta. Total, ¿qué puede durar el entretiempo 2
ó 3 semanas como mucho?
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