Lactancia Materna & Beach

Nunca pensé que la combinación de lactancia materna y playa fuera tan cómica.

Tras haber superado el primer mes de lactancia materna exclusiva con Mia, nos decidimos a seguir así hasta que de manera natural lo acabemos dejando. Aún no se si será a los 5 o a los 6 meses, o cuando… Todo dependerá de cómo nos vayamos encontrando ambas, Mia y yo. La verdad es que no tenía nada decidido sobre este tema antes porque me he dejado llevar un poco por las circunstancias y como ha ido surgiendo. A partir de los 4 meses comenzamos a introducirle los cereales y la fruta, que unido a mi vuelta al trabajo supongo que hará que las tomas se vayan reduciendo. Aunque tengo el congelador repleto de leche que me he ido sacando poco a poco… Ya lo iremos viendo.

El otro día decidimos hacer una escapada al sur y nos plantamos en una de nuestras playas favoritas: Zahara de los Atunes, en Cádiz. Una playa muy especial para nosotros porque vio nacer nuestro amor, fue testigo de nuestra boda y ahora la disfrutamos con nuestra pequeña. Unos días entre semana, la playa para nosotros. Todo muy idílico. Sólo alguna ráfaga de levante de vez en cuando que solía coincidir con el momento en el que te embadurnabas de crema para convertirte en una croqueta de arena. Por lo demás, genial. No hay ningún problema en ir a la playa con un bebé de casi 4 meses, siempre que vaya bien protegido del sol, con ropa fresca, crema solar y bien de sombra. El problema se me planteó con mis pechos. Era la primera vez que iba a estar sin los discos absorbentes. Me parecía excesivo ponérmelos con el bikini así que pasé y los dejé en casa. ¡Chaaaoo!

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De momento todo fenomenal. Ahora podemos confirmar eso de que un hijo te cambia la vida, pero no en el sentido que parece. Acostumbrados a bajar con las chanclas, la toalla y un bote de crema bronceadora habíamos pasado a ser ya unos auténticos padres yendo a la playa con todos los complementos: sombrilla, sillita con bebé, neverita con el bibi del agua, pañales, toallitas, crema de la cara y crema del cuerpo factor 500, gorrito, piscinita hinchable para la peque,… Llegamos con toda la dignidad que pudimos a la orilla y plantamos el campamento base. Suerte que no había absolutamente nadie en toda la playa. Es lo que tiene ir entre semana en el mes de mayo. Decidí hacer topless y empezar a coger ese colorcito dorado que solo pillamos cuando venimos aquí y entonces empezaron a surgirme dudas… ¿Me puedo echar crema solar en los pechos? Pensé que siempre y cuando no me acercase mucho al pezón que es de donde come Mia, no habría problema. ¡Con lo asqueroso que sabe chupar la crema.. pobrecita! 
Luego me acerqué a la orilla a probar el agua un poco y me mojé enterita porque vino una ola que me pilló un poco por sorpresa y ¡Splash! Chorreando de arriba a abajo. Ahora si Mia pedía de comer le iba a saber un poco saladito, ¿no? Así que me sequé los pechos con la toalla de Mia, que sabía al 100% que estaba limpia.

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Pero el momento culmen fue cuando estando de pie frente a Antonio, secándome al viento con los brazos en jarra cual conquistadora y charlando sobre cosas varias, de mis pechos empezó a brotar leche sin parar. Parecía una fuente de estilo griego o romano. ¿Pero qué es esto? Evidentemente a los pocos minutos Mia, que estaba plácidamente dormida en su sillita bajo la sombrilla, comenzó a moverse y despertarse. Aunque parezca ciencia ficción, existe una conexión física muy fuerte entre una madre y su hijo. Me suele pasar a menudo que en el momento en el que noto como mis pechos se hinchan y empieza a brotar leche, Mia empieza a removerse y pedir porque tiene hambre.
Pues no tenía manera de parar es fuente natural que comenzaba en mí, mas que tapándome con la camiseta, porque recién salida del agua, mi piel estaba tan fría que si cogía en brazos a Mia, además de que iba a llorar por la impresión, en vez de leche le iba a dar frigoteta. Así que tuve que esperar un poco que me diera el sol, me secase por completo para poder darle de comer sentada en la toalla de la playa, sintiéndome la prota de Lago Azul.

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En fin, toda una experiencia en la que se nos permiten estos fallos porque vamos con la L de padres en prácticas total. Para este verano, si seguimos con la lactancia, ya iré preparada física y psicológicamente para lo que pueda suceder…

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