El pasado día de la madre fue la excusa perfecta para hacer un recuento de cuántas artistas tienen hijos. El tiempo pasa para todos y ninguna es inmune a que su reloj biológico marque las 12 en punto. Lo que nadie se plantea es que estos descendientes opten por seguir los mismos pasos de quienes les han traído al mundo. La curiosidad de saber porqué papá y mamá nunca están en casa se despierta y sin quererlo estamos ante una nueva generación de futuras estrellas.
El momento más temido por los admiradores de cualquier artista es el embarazo, el hecho de tener un bebé implica mucha dedicación a la vida personal y el abandono de la luz de los focos. Los archiconocidos y míticos posados de parejas en estado de gestación deben tener un efecto secundario en el ser que se esconde en la incipiente barriguita. Sin quererlo –o queriendo– la curiosidad del público se despierta y la fama empieza a llamar a la puerta de un ser que ni siquiera tiene conciencia. El siguiente paso llega cuando se desvela en exclusiva la cara del pequeño que ya no es tan pequeño, la foto en modo familia feliz con sonrisa impoluta es la presentación a las masas del nuevo fichaje. El misterio por saber cuánto de agraciado es el hijo se desvela y nos encontramos ante el protagonista de los anuncios que inundarán todas las pantallas del futuro. La imagen de los más pequeños siempre ha sido material de alto voltaje a la hora de ser tratado, pero la exposición mediática es más llevadera si la recompensa es una cifra acompañada de varios ceros. Las grandes marcas de moda han sido conscientes de lo mucho que vende contar con la imagen del hijo de un famoso y por ello no han dejado pasar este tren.
El señor y la señora Beckham son la gallina de los huevos de oro, todo lo que tocan se hace dinero y la genética se ha encargado de ampliar el negocio de su apellido a Romeo Bekcham. El joven ha hecho sus primeros pinitos como modelo protagonizado dos campañas de publicidad de Burberry. Su caso no es el primero ni el último, los hijos del carismático Will Smith también han debutado artísticamente. Si Willow Smith se hizo mundialmente conocida gracias a sus canciones, Jaden Smith ha protagonizado más de un papel como actor en las salas de cine medio planeta. La pequeña Blue Ivy, hija de Beyoncé y Jay Z, pasea con sus padres alrededor del mundo de sarao en sarao mientras parece que empieza a concienciarse de cual será su papel: sus primeras entonaciones sonaban en una de las pistas que estaban incluidas en el último disco de su madre. Incluso sus amigos, Kanye West y Kim Kardashian, ya hicieron un posado para una prestigiosa revista con su hija en brazos.
Todos los artistas se han puesto de acuerdo para ser padres y los paritorios no dan abasto. Las caras que darán de comer a los paparazzis están empezando a trazar sus caminos profesionales y parece que seguirán los pasos de quienes les criaron, ¿Llegará un momento en el que alumno supere al maestro? Aún nos quedan unos cuantos años para comprobarlo.
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