Primera cita (desenlace) – Lucas

Como toda historia, llegamos al desenlace de Lucas y Maca. Spoiler: mis historias nunca tienen un final feliz, mejor que os acostumbréis cuanto antes. Spoiler 2: eso solo pasa en los cuentos de Disney.


Mientras escribo esto, me doy cuenta de todo lo que ha llovido desde que le conocí, y es que con el tiempo todo se torna de un color diferente. Claramente, mi cuento con Lucas no estaba escrito con un “comieron perdices”, ¿en qué pensaba yo? ¿es que no he aprendido nada después de tantas y tantas historias?.
Me había dejado ese martes por la mañana en el trabajo, allá por principios de marzo, y yo con mi enchochamiento supino estaba encantada de la vida, levitando, me salían arcoíris por los ojos… Una imbécil total, para qué engañarnos. El caso es que cuando estoy así, soy muy ñoña y le escribí al poco rato de dejarme en la puerta del curro:

Maca: Por si tenías dudas, me lo he pasado muy bien contigo 😉
Maca: gracias por traerme y que te sea leve hoy
Lucas: Yo también me lo he pasado genial 😌
Lucas: ¡Espero que no te dé mucho sueño! Yo acabo de llegar a casa jeje
Maca: No me da tiempo a tener sueño entre una cosa y otra Jajajaja Apenas paro, pero eso es bueno

Después de todo el día sin poder ni respirar en la oficina, Lucas no me había vuelto a escribir nada, y estaba algo plof. La verdad que me apetecía muchísimo volver a verle, me había dado a probar una droga y necesitaba más de él. Intuía que tendría planes con los amigos o familia, al final tiene su vida y su gente, no sería normal que para 4 días que viene se los pasara con una desconocida como yo, pero lo cierto es que tenía esperanzas de que pasáramos un ratito más juntos. Olvidándome de la escasa dignidad que me quedaba por entonces, volví a escribirle esa tarde:

Maca: ¿Qué tal lo llevas?
Lucas: Acabo de salir de casa jajaja
Lucas: Para cenar con amigos
Lucas: ¿Te has echado siesta al volver a casa?
Maca: ¡Que va! Acabo de llegar al final

Mientras yo mantenía la llama de la esperanza de vernos viva… él no me contestaba. Qué bien, oiga. ¿Sabéis lo peor? Que yo soy tan gilipollas que seguía pensando que me diría de vernos, y habían pasado 3 horas sin que me contestase. Si es que, desde luego, a patética no me gana nadie.
Muchas veces olvido que hay que darse valor a una misma. Que por muchas ganas que tengas, no debes demostrarlas. Ningún buen jugador de póker enseña todas sus cartas a la primera, a veces hay que ir de farol. La cuestión es que mi versión de jugadora de póker estaba de vacaciones, y la estaba sustituyendo la romántica empedernida. Así no hay quien gane una apuesta. Otras veces pienso de manera completamente contraria: creo que lo mejor es ir de frente y dejar claras tus intenciones. Total, de ninguna de las maneras me va bien, al final es mejor que haga lo que me dé la gana.
Me escribió en un rato que cogió el móvil, pero nada y menos. Una charla con muy poca chicha. Dando por perdidas mis posibilidades de verle esa noche, me acosté, dudando mucho que volviera a escribirme, pero me había contestado cuando me desperté. Aunque claro, teniendo en cuenta que se iba al día siguiente, ya las daba todas por perdidas.
Me pasé el día pensando en él y recordando lo vivido. También escribiendo maravillas de las dos citas que habíamos tenido. No tengo remedio, estoy para que me encierren, pero oye, así soy yo. Esa tarde, sobre las 20.30 una pequeñísima parte de mí mantenía esperanzas y no dudó en revelarse:

Maca: ¡Disfruta mucho de la cena familiar!
Maca: Si te apetece luego nos vemos y así nos despedimos 😊
Lucas: Estoy de copas con Sama mi amigo y varios más
Lucas: Que ya no les veo más
Lucas: Lo acabo de ver un momento que he salido
Lucas: Ya imagino que estarás en la cama… Hablamos mañana 😘

¿Por qué a mí, señor? A la mañana siguiente, intentando destruir mi trocito de dignidad:

Maca: ¡Que buen plan!
Maca: Si si estaba ya desconectada jaja
Lucas: ¿Qué tal el día hoy?
Maca: Entretenido, sigo con mil reuniones y alguna cosilla que me van mandando
Maca: Pero vamos bien, acabo de salir
Maca: ¿Tú ya de vuelta no?
Lucas: Aquí esperando para salir
Lucas: 30min de retraso
Lucas: No mucho
Lucas: A ver si se dan prisa
Maca: ¡¡Bueno espero que te sea leve!!
Maca: Y que entre viaje y viaje no te exploten demasiado
Maca: Aunque creo que eres un poco workaholic
Maca: Jaja
Lucas: Hahaha naah hoy me han dado menos el tostón
Lucas: Ya estoy sentado en el avión
Maca: ¡Ten un buen vuelo pues!
Maca: Aunque en realidad estarás cansado ya de aviones supongo
Maca: Vas a acumular de puntos para unas vacaciones estupendas a este ritmo jaja

Tres días más tarde, yo sigo siendo igual de idiota. Me había dejado en leído, él había vuelto a Londres y yo seguía en Madrid hasta Dios sabe cuándo, no era cuestión de mantener una charla sin saber dónde iba esto, ¿o sí? Cogí una de esas motos compartidas eléctricas que hay por la ciudad, y como iba bien guapa (esos días que una sabe con mirarse al espejo que está para mojar pan) le mandé un selfie, algo muy inusual en mí. Para no haceros el cuento eterno, charlamos un poco, pero sin más. Notaba cierto interés en él, pero no gran cosa, tampoco pasotismo. Extraño. La conversación se quedó en “que pases un buen finde” y ya.
Tiempo después… Bien Maca, bien. El tío no te escribe en una semana, pero ahí estás tú un viernes más por la noche y con un par de cañas encima, escribiéndole. Si es que no tienes remedio, leñe. Además, la típica charla tonta de “me han liado hoy, jeje” y Lucas me seguía la conversación de risas. Como siempre, con interés pero sin más, todo muy estándar. Aunque esta vez me preguntó cuándo pensaba volar a Londres para verle. Claro, ahí ya mis expectativas a tope de altas. De verdad, qué poca cabeza tengo… Quedamos en que cuando él volviera en abril nos veíamos y ya planeábamos cuándo iba yo a Londres. Bonito, ¿verdad? Las historias de mi cabeza siempre lo son, demasiado Disney cuando era niña.
Pasadas dos semanas sin tener noticias de Lucas, vuelvo a caer. Lo mío es un master en artes de conquista. Abro conversación con la mítica frase a lo desesperada:

Maca: ¿Qué pasa desaparecido? Londres te ha consumido o qué? Jaja

Y esta vez, no solo es que haya pasado de mí, es que me contesta al cabo de los días… Patetismo extremo. Bien. La cuestión era que yo quería aclarar un tema con él, porque no le veía mucho sentido escribirle si él no quería hablar conmigo. Aunque me confundía el hecho de que, aunque él no me escribiera, sí me dijera de vernos cuando yo le hablaba. No me gustan nada las incertidumbres, y además, me sentía una pesada cuando le escribía porque parecía que si él no me escribía es que no tenía ganas de hacerlo. Rayada de manual. El caso, que después de una breve charla, le solté la pregunta clave:


Maca: Lucas, perdona que sea tan directa, pero me gustaría saber si te interesa que sigamos hablando o mejor que no. Me siento una intensa/pesada contigo y si no quieres hablar, cosa que respeto y entiendo perfectamente, sin problema, pero por lo menos me gustaría tenerlo claro para no hacer el ridículo. Que no quieres escribirnos, pero luego vienes a Madrid y te apetece vernos, guay, que no, también bien. Pero eso, saberlo ambos.
Maca: Pero no me malinterpretes, que no pretendo agobiarte ni decirte de intentar nada. Sencillamente intento comprender de qué palo vas y hacerme una idea para evitar ser incoherente.

A la mañana siguiente, porque esta conversación se estaba desarrollando a cuenta gotas y a mí estaba a punto de darme una taquicardia, de lo dramática que soy, me contestó. Fue algo así como que sí quería seguir hablando conmigo, pero que al estar en Londres le prestaba poca atención al teléfono español, pero que eso no significaba que quisiera dejar de hablar. Me dijo que me mandaría fotos de su viaje de Semana Santa, y que intentaría estar más pendiente del móvil.

¿A ti te volvió a escribir? Porque a mí está claro que no… Ni por señales de humo, ni paloma mensajera, ni telegrama. Ná de ná. Esto es lo que me cabrea, que teniendo la oportunidad de decirme “mira Maca, la verdad es que no, ya si eso si estoy en Madrid te escribo” y tan tranquilos, me dice lo contrario y no actúa en consecuencia. Esto no es nada nuevo en mi vida, por lo que, visto el panorama, yo dejé de escribirle, y como era de esperar no recibí nada por su parte. Silencio absoluto.
Qué remedio, otra vez será.

¿Continuará? No creo…

Siempre vuestra,
Tinderella.

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