Qué esperar de ellos según los calcetines que lleven

Mari, dicen que un caballero de verdad se viste por los pies, pero nadie dice que hay infinidad de tipos de caballeros. Hay caballeros de cerveza o de vino, de los Beatles o de los Rollings, de terraza o de chiringuito, de kale o de chuletón, de pista o de barra… Pero si los etiquetásemos en función de estas variables, nos estaríamos quedando en la superficie. Si de verdad quieres conocer al chulazo que tienes enfrente, sólo tienes que fijarte en sus calcetines.

-Calcetines negros. Estás ante un clásico de lo básico. Un funcionario de la moda cualquiera. Un sujeto con una vida gris y monótona. Olvídate de poner en práctica nada de lo que hayas visto en 50 sombras de Grey porque este chico no sale del misionero. Si te van los domingos de paella, los chalets adosados con valla blanca y Benidorm en agosto… ¡Enhorabuena! Has encontrado tu macho alfa.

-Calcetines blancos con zapatos negros. Tu pareja de baile es Danny Zuko. Inexplicablemente has hecho un viaje en el tiempo que te ha llevado al año 77 y estás en pleno rodaje de Grease. Si consigues hacer un reseteo de tu memoria y olvidar las últimas imágenes que has visto del actor, en aquella época Travolta no estaba tan mal ¿no? Lo único malo es que esto de los saltos espacio-temporales siempre tiene consecuencias y si no pregúntaselo a Marty McFly.

-Calcetines estampados en colores estridentes al más puro estilo Happy Socks. Es un gafapasta de manual. Seguramente te llevará a Arco, a ver cine iraní en versión original y te hará una ruta por todas las pequeñas librerías de la ciudad en busca de una primera edición o un incunable. Si te van los intensos, tú misma.

-Calcetines de rombos. Tiene más de 60 años y seguramente es amigo de tu padre o, en el peor de los casos, de tu abuelo. Mari, ponte las gafas y deja el Jägermeister que últimamente no te trae más que disgustos.

-Calcetines desparejados. Es tu alma gemela… ¡Ah, no! Calla, es la mía. Entre que su lavadora se va comiendo progresivamente sus calcetines llevándolos a una dimensión paralela, que lo de tender la ropa no se le da demasiado bien y que siempre que sale de compras se olvida por completo de poner este artículo en su wishlist… No es que el muchacho sea un dejado, es que es un desastre andante.

-Calcetines de lana. Es Pedro, el amigo de Heidi, o eso o vive en la montaña. Mari, ¿a qué tipo de garitos vas tú para encontrarte con estos personajes? Vale que este invierno está siendo de lo más duro, pero… ¿Calcetines de lana? ¿En serio? La única explicación posible a esto es que haya hecho el Erasmus en Suiza y éste fuese su último par de calcetines limpios.

-Sin calcetines y calzando unos mocasines o unos náuticos. Lleva el jersey sobre los hombros y seguramente se llamará Borja o Beltrán. Con él pasarás los sábados a caballo entre el club de campo y el velero de sus padres, los veranos en Sotogrande y los inviernos en Baqueira. Lo más emocionante que haréis juntos será jugar al pádel. Mari, huye ahora que puedes.

-Calcetines de deporte. Es un runner. Olvídate de seguir pasando los domingos por la mañana retozando en la cama y maldiciendo ese gintonic de más de la noche anterior, a partir de ahora saldrás con él a correr (el muchacho se empeñará en prepararte para tu primera media maratón). Salir con un deportista tampoco es tan terrible ¿no? Al menos, llegadas a este punto, parece la opción menos mala.

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