El fin de la lactancia materna

Antes de que naciera Mia no tenía nada decidido sobre cuánto tiempo estaría dandole el pecho. Tenía claro que era algo que teníamos que decidir entre las dos.

Mi experiencia con la lactancia materna ha sido muy positiva desde que comenzó. Al principio, al ser algo completamente nuevo para mí, dejé que el instinto nos guiará. Sufrí algunas dolorosas grietas al principio pero poco más. La verdad es que no puedo quejarme.
Y tras superar los 6 primeros meses de lactancia materna exclusiva y empezar a introducir alimentos, poco a poco Mia demandaba menos pecho. También fui introduciéndole biberones de leche de fórmula porque me causaba mucho estrés sacarme la leche en el trabajo. A veces estaba más de 10 minutos y me sacaba menos de lo que Mia se bebía de una vez… así que fuimos alternando lactancia materna, alimentación complementaria y leche de fórmula. Siempre que llegaba del trabajo se me tiraba al pecho por su merienda, me levantaba la camiseta y se enganchaba un ratito. Era nuestro momentito. Por fin juntas desde la noche anterior, ya que por la mañana no nos veíamos.
Un día, cuando ya tenía unos 10 meses, al volver del trabajo nos pusimos a jugar en la alfombra del salón pero no me pidió pecho. Por la noche le preparé la cena y su biberón de cereales y a dormir… era la primera vez que ella decidía que no quería pecho. Sentí pena pero no por el destete en si, sino porque se estaba haciendo mayor… Después de ese día, aún de vez en cuando me pide, en momentos más íntimos, cuando estamos juntas en la camita, antes de dormir si está muy nerviosa, algunas tardes mientras jugamos en la alfombra… además es muy graciosa porque me levanta la ropa buscándola y cuando se la enseño, empieza a reírse y se lanza con la boca abierta.
Supongo que ya pueden respirar tranquilas esas personas que se echaban las manos a la cabeza cuando veían que «todavía le daba el pecho».
Y aunque me haya dado pena, tengo que admitir que también tiene su lado bueno… (como todo) Puedo volver a tomar café sin medida, un menta poleo, una copa de vino sin miedo a que a los 20 minutos Mia se despierte llorando desesperada porque quiere teta… puedo echarme cremas anticeluliticas, e incluso… tomar regaliz! Si, hay más cosas de las que piensas que no se deben tomar mientras das el pecho.
¡Por fin puedo ir con las domingas sueltas! Y es que no sabéis el agobio de pensar que en cualquier momento se te puede salir la leche. Siempre con los discos de lactancia para no manchar los sujetadores y que me durasen limpios más de 15 minutos… ¡Libertad! Dormir sin sujetador, camisetas con escote en la espalda, o con una tiranta mona, que no se vea el descarado broche de suje de lactancia…
Aunque ahora me he encontrado con otro problema y es que después de ser madre lactante he desarrollado unos pezones que difícilmente pueden ocultarse si no es con un sujetador con doble relleno… ¡Puedo colgar toallas! Yo antes no tenía casi… ¿Os ha pasado?
Suscríbete!
Entérate de todas nuestras noticias