No sé si a vosotros también os pasa, pero cada día me convenzo más de que mi vida está dirigida por guionistas de Netflix. Está claro que lo que no me pase a mí… Precisamente porque nadie me tomaba en serio cuando contaba mis historias me metí en esta movida de escribirlas, porque así al menos quedaba constancia.
Hoy quiero deciros porqué son tan necesarias las amigas que te apoyan. Esas de que si las llamas un miércoles a las 3 am pidiendo que te ayuden a enterrar un cadáver, lo hacen sin preguntar. Eso es tener un apoyo incondicional. A ver no, no he matado a ninguna cita Tinder, cálmense. Pero ya sabéis a qué tipo de amiga me vengo a referir.
¡Esas amigas son un verdadero TESORO, un diamante en bruto, la fuente de la eterna juventud! Porque ojo, no es fácil estar ahí en las duras y en las maduras… Pero por suerte, vuestra Tinderella tiene una persona maravillosa a su lado que le anima a tirarse siempre de cabeza a la piscina. Probablemente me habría ahorrado muchísimas heridas, pero habría dejado de vivir. De eso se trata. De tener amigas que vayan contigo al fin del mundo si las necesitas. Y para muestra, un botón.
Estaba yo tan tranquila, con mi particular estudio de mercado y teniendo a mi gran amiga, confidente y editora Victoria obligándome a tener al menos una cita a la semana, cuando di con Diego. Físicamente no era mi tipo, pero también es verdad que no tengo un tipo definido, sino que me guío más por la personalidad, así que le di match. Hablamos de una manera divertida durante una semana, estuvimos de risas y era capaz de seguirme el vacile que le cayó, una capacidad altamente importante para mí. Decido darle mi WhatsApp para hablar por ahí mejor, pero la verdad es que el primer día que hablamos pasé de él olímpicamente. No sé, era lunes y no tenía yo el ánimo para tontear con nadie… Aunque sabía que debía hacerle caso, ya que era mi mejor opción para tener cita esa semana y más vale pájaro en mano que ciento volando. Al final le acabé contestando cuando cenaba, mientras a la vez seguía buceando entre las profundidades de Tinder.
Derecha, izquierda, izquierda, izquierda, bueno este parece majo, derecha, uf qué mal está el patio, bah, meh, bueno not bad, derecha… Encuentro a Álvaro, y mientras cotilleo sus fotos aparece una que ya me suena. Me fijo más y… ¡Zas! Aparecen tres amigos: Álvaro, Diego y Menganito. Casi me atraganto con el salmorejo de la carcajada que me vino. Por supuesto fue un like, solo por las risas que serían. No hubo match, así que le conté la anécdota a Victoria y seguí hablando con Diego, quien me contaba que había ido de público a noséqué programa de televisión.
A esto que me sale un nuevo match en Tinder y… sí, era Álvaro. Ahora sí me reí con ganas. Me escribió al momento y en las primeras frases me comentó que había ido de público a noséqué programa de televisión. Os podéis imaginar mi reacción mientras Victoria me mandaba audios con ideas para vacilarles y hacer una cita a tres.
Ya, pues no juguéis con fuego que os acabaréis quemando. Vacilé un poco a Diego y Álvaro hasta que les dije que hablaba con ambos, y no creen que haya mejor opción que tener una cita a cuatro, que yo me lleve una amiga y ellos dos también irán. Por supuesto le propuse el plan a Victoria pensando que me iba a mandar a freír espárragos, pero para mi sorpresa acepta. Le hice prometer por lo más sagrado que no se echaría atrás antes de que la cordura reinara en su ser.
Total, que en estas me hallo. Metida en un grupo de WhatsApp con dos muchachos amigos entre sí (porque Victoria pasa de que la incluyan en el grupo, ella a lo suyo, me hace de acompañante a la cita y ya), “ligando” con ambos a la vez, y encajando agendas para poder tomarnos algo. Sin duda, creo que será la cita más extraña que podría llegar a tener.
Estuvimos hablando los tres, pero la cosa se fue enfriando y las pocas neuronas que me funcionaban decidieron que era mejor dejarlo. Una lástima, podría haber sido divertido, pero…
Espero tener mejores historias en el futuro, más citas y anécdotas con las que os podáis reír de mí. De momento os dejo una real, y es que a veces la vida no es tan de película como nos gusta pensar.
Eso sí, sé la protagonista de tu historia ¡SIEMPRE!
Siempre vuestra,
Tinderella.