Desde recién nacida, Mia nos ha ido mostrando señales de que es una niña muy activa cerebralmente, despierta o como dicen en mi tierra «mu espabilá».
Desde luego tiene a quien salir porque yo desde chica (no es que ahora sea muy alta) siempre he sido un rabillo de lagartija. ¡No paraba! Tenía tantas ganas de descubrir el mundo que con 8 meses y medio ya correteaba por mi casa para horror y espanto de mi santa madre. Y Antonio es la persona con el cerebro más hiperactivo que conozco. No puede parar de pensar e inventar ni un segundo. Así que supongo que Mia será un cóctel de los dos. Vamos que está claro que nos va a volver locos. Empezó con segundos de vida a levantar la cabeza completamente y a mirarme con los ojos muy abiertos, observándome detenidamente a mí y al mundo que se presentaba ante ella. Me dio mucha impresión verla tan tiesa.
Según ha ido creciendo, ha sido ella la que nos ha ido marcando las pautas y demostrando que las estadísticas no van con ella. Con 3 meses ya no quería capazo, quería ir sentada en la sillita para poder verlo todo. Con 5 meses y medio recién cumplidos, ya se mantenía sentada y la estamos «obligando» a gatear, porque su único objetivo es ponerse de pie. Pero sabemos lo importante que es que primero gatee para su desarrollo.
Es verdad que nosotros la hemos estimulado mucho desde siempre. Había leído lo importante que es la estimulación temprana y hemos tratado de llevarla a cabo desde el primer día.
¿Que qué es la estimulación temprana?
Fomenta el desarrollo psicomotor del bebé, así como su desarrollo cognitivo siempre a través de actividades en las que se divierta para facilitar sus aprendizajes futuros. Se debe llevar a cabo desde que nace hasta los 6-7 años, ya que es cuando se desarrolla la estructura del pensamiento y personalidad del niño. La idea es que a través de actividades estimulante vaya desarrollando autonomía e independencia; así como su psicomotricidad, habilidades cognitivas, sensoriales y de lenguaje. Aquí radica la importancia de la estimulación temprana.
No hemos seguido ningún manual, pero siempre estamos uno de los dos interactuando con ella y hablándole, gesticulando, contándole cosas casi como a un adulto, pero con un tono más infantil y dulce. Jugamos mucho con ella, le ponemos música e incluso hemos empezado a ponerle dibus en la tv en inglés. Ha sido clave observarla diariamente para ver su evolución y darnos cuenta cómo de una semana a otra cambiaban las cosas. Jugamos en la cama a escondernos bajo la sábana, le colocamos objetos a una distancia para obligarla a cogerlos con la mano o reptar hasta ellos,… animándola y felicitándola cuando lo consigue (y cuando no, también). Juegos en el baño con muñecos que flota, tratando de tocar el chorro de agua de la ducha… Los masajes tras el baño también son un buen ejercicio estimulante, además de un maravilloso momento de relajación y contacto con ella.
Todas estas actividades hay que llevarlas a cabo siempre mediante contacto físico y con muchos besos de por medio. Jugamos mucho también con el espejo, a reconocerse en él y reírse al verse. Pedorretas, balbuceos, gestos…
Un día no dimos cuenta que con los peluches y juguetes que tenía ya se aburría, no le despertaban ningún interés ni motivación, así que tuvimos que buscarnos juegos nuevos que le ayudasen a estimularse. Hemos comprado 3 libros sensoriales, que combinan colores, texturas y uno que tras piezas de fieltro se esconden animales. Es fascinante verla pasar las hojas y jugar con los libros (y comérselos, porque ahora absolutamente todo se lo lleva a la boca).
También nos ha regalado un amigo una «cebra parlanchina» de Ficher Price que en un futuro (bastante próximo me temo) le servirá de apoyo para andar. Le fascina tocar todos los botones y palancas que tiene.
Lo próximo que queremos darle, cuando empiece a mostrarse cansada de estos, es el típico cubo con huecos de diferentes formas y las piezas que encajan en ellos, así como la torre de cubos o donuts. Creo que son juegos básicos que ayudan mucho a su desarrollo.
Si queréis profundizar en el tema, existe mucha información al respecto, como los ejercicios que explican en este post. Al final lo importante es crearle curiosidad por las cosas y provocarle el tratar de hacer las cosas por sí misma y observar detenidamente cómo va descubriendo primero su cuerpo, luego sus habilidades y más tarde los objetos que le rodean. Y mientras nosotros sus padres observar y quedarnos fascinados por su evolución a pasos agigantados cada día.